Se trata de un servicio de trenes que unirá Santiago con Rancagua y circulará desde la estación Alameda hasta la estación Rancagua en 50 minutos.
Este proyecto consiste en un servicio de alta frecuencia hasta Nos, con trenes cada cuatro minutos en hora punta. Entre Nos y Rancagua se establecerá un servicio con trenes cada 15 minutos en hora punta para unir las dos ciudades en 55 minutos. Se espera que aporte más de 20 millones de pasajeros en el año 2020.
El servicio entrará en funcionamiento durante el primer semestre de 2017, aunque se realizará una marcha blanca previa entre marzo y abril.
Para la implementación de este nuevo servicio se compraron 16 nuevos trenes con una capacidad de 520 pasajeros. Estos trenes los creó la empresa Alstom y son de la serie X’Trapolis Modular.
Sin embargo, antes que el servicio de trenes comience a operar en plenitud habrá tres fases para evaluar el correcto funcionamiento de los trenes. La primera será una “marcha blanca” prevista entre finales de diciembre de 2016 hasta mediados de febrero de 2017. En esta primera etapa no se recibirán pasajeros y se trabajaría esencialmente capacitando a los equipos técnicos y probando los carros. La segunda fase durará 10 días e incluiría el transporte de los primeros pasajeros, aunque el flujo de trenes sería más lento y espaciado.
Finalmente la última semana de febrero se realizarían las pruebas finales con pasajeros y frecuencias más cercanas a las prometidas.
Por cuarta vez, el servicio ferroviario Rancagua Express ha sido postergado. Esta vez por los efectos que generó el fallo del Segundo Tribunal Ambiental, que el 18 de febrero pasado acogió el reclamo de vecinos de El Bosque, Lo Espejo y Pedro Aguirre Cerda, y dejó sin efecto la resolución de calificación ambiental de la obra. En el comunicado emitido por el tribunal se especificó que el Servicio de Evaluación Ambiental “no consideró debidamente las observaciones ciudadanas formuladas a la iniciativa de la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE)”.
Después de esa sentencia, las obras finales del proyecto, que a febrero de este año sobrepasaba el 90% de ejecución, debieron ser paralizadas. Este parón ha generado un coste estimado en US$ 14 millones. De todas formas, la obra ha podido reanudarse tras ser acogido un recurso de la empresa en la Corte Suprema y se espera que se pueda poner en marcha el año que viene.