Aunque Estados Unidos sí ha dado pasos para implantar redes de alta velocidad, Canadá es el único país del G8 que no tiene ninguna línea de estas características.
Aún así, en los últimos años se ha incrementado el debate nacional sobre el desarrollo de los tramos que se consideran clave. Entre ellos, la gran mayoría de norte a sur. El objetivo, conectar las principales ciudades cana- dienses entre sí (Quebec-Windsor, Calgary- Edmonton) y también con las más cercanas de EE.UU. (Vancouver-Seattle, Toronto-Chi- cago y Montreal-Boston y Nueva York). De momento, sólo se encuentran en fase de estudio, sin avanzar de forma firme o con financiación público privada.
Posibles trayectos en estudio
En Ontario hay cuatro posibles trayectos: Windsor-Quebec, Windsor-Chicago Toronto-Cleveland y Toronto-Nueva York. La región con mayor densidad de población e industrializada de Canadá se encuentra precisamente entre las ciudades de Que- bec y Windsor. Aquí se concentra la mi- tad de la población del país y tres de las cuatro áreas metropolitanas más impor- tantes. De momento, ya se han realizado diversos estudios de viabilidad, pero no se han concretado aún fechas.
En Quebec se estudian, además, otros dos trayectos: Montreal-Boston y Montreal Nueva York. En este segundo caso, el servicio de trafico de viajeros es muy limitado entre Nueva York y Montreal. Por este motivo, el departamento de Transporte del Estado de Nueva York y el Ministerio de Transporte de Quebec han comenzado los estudios de viabilidad para una conexión de alta velocidad entre Nueva York y Montreal. Este corredor se dividiría en tres segmentos: Nueva York-Albany-Rouses Point y Montreal.
En Alberta, se habla de la línea Edmon- ton-Calgary. En esta región se evalúan tres opciones para el desarrollo de la infraestructura ferroviaria. La primera de ellas, mejorar un tramo existente de mer- cancías de Canadian Pacific. Se estima un coste de 1.800 millones de dólares canadienses (1.279 millones de euros). La segunda opción sería crear una nueva vía para el tráfico de pasajeros, la denominada “Green Field”. Tendría un coste de 2.200 millones de dólares canadienses (1.564 millones de euros).
En tercer lugar, se plantea una versión electrificada de la “Green Field”, que seria la opción más costosa de las tres, al superar los 3.700 millones de dólares canadienses (2.631 millones de euros).