La situación vivida durante la pandemia y sus consecuencias a nivel social, industrial y económico, ha incidido en la necesidad de encontrar soluciones que permitan a los países miembros de la Unión Europea avanzar más rápidamente de lo esperado hacia una reactivación económica. Bruselas te-nía marcada su hoja de ruta en los planes que desarrollar para alcanzar una transición ecológica, digital y sostenible que marcase ya en el año 2030 una disminución de la emisión de partículas contaminantes a la atmósfera, y que fuese en el horizonte 2050 cuando se pudiese llegar a la neutralidad.
Para alcanzar ese nuevo modelo de economía más justa, más resilente y sostenible, se requiere una fuerte inversión. El pasado 21 de julio de 2020 se aprobó por el Consejo Europeo, el programa “NextGenerationEU”, que supone un monto de 750.000 millones de euros para el periodo 2021-2026. La implantación de ese plan ha requerido la puesta en marcha de dos instrumentos financieros. Por una parte, el Mecanismo Europeo de Recuperación y Resilencia (MRR), destinado a apoyar a los países miembros en sus inversiones públicas y reformas, con 385.000 millones de euros en forma de préstamos y el resto en modo de subvenciones. Para el periodo 2021-2026 España va a recibir 140.000 millones de euros, de los que 69.513 millones serán en forma de subvenciones.
Y, por otra parte, el REACTUE o “Ayuda a la Recuperación para la Cohesión y los Territorios de Europa”. Además de estos dos instrumentos, “NextGenerationEU” apor-
tará fondos a otros programas como, por ejemplo, “InvestEU; Desarrollo Rural o el Fondo de Transición Justa”.
El transporte protagonista de las ayudas europeas
El transporte es uno de los elementos sobre los que la Unión Europea hace más hincapié en este periodo 2021-2027, con la aprobación del plan Conectar Europa, que tiene como objetivo general construir, desarrollar, modernizar y completar las redes transeuropeas, contribuyendo al crecimiento inteligente, sostenible e integrador de los países, así como mejorar la cohesión territorial, social y económica.
En la actualidad el Marco Financiero Plurianual (MFP), dispone de 34.250 millones de euros, de los que 25.807 millones de euros destinados a subvencionar los proyectos propuestos por los Estados para la consecución de una red de transporte más eficiente y menos agresiva con el medio ambiente”. Unos 5.840 millones para energía; y, 2.600 millones para digitalización.
La partida destinada al transporte contempla 12.830 millones de euros para apoyar inversiones estratégicas, y ella, el 60 por ciento se destina a actuaciones relativas a unas redes eficientes, interconectadas, interoperables y multimodales. Aquí se ha incorporado una partida de 1.560 millones de euros para finalizar los principales enlaces ferroviarios transfronterizos.
El 40 por ciento restante se asigna a las actuaciones relativas a una movilidad inteligente, interoperable, sostenible multimodal, integradora, accesible y segura. Hay, además otros 11.290 millones de euros transferidos del Fondo de Cohesión y 1.690 millones de euros para adaptar parte de la Red Transeuropea de Transporte (RTE-T) al doble uso de infraestructuras que permitan mejorar la movilidad civil y militar.
Los estudios realizados por Bruselas han revelado que el ferrocarril está infrautilizado como medio de transporte de pasajeros, y se sitúa en el entorno de un 18 por ciento del tráfico que desarrolla el movimiento de mercancías que se mueven por las carreteras en los países donde más impacto tiene. Por ejemplo, en el caso español, tan sólo llega a un 4 por ciento. De ahí que ante la situación de la búsqueda de una emisión cero en el 2050, la movilidad a través de las redes transeuropeas de ferrocarril, tanto de personas como de mercancías, sean uno de los objetivos prioritarios del desarrollo del programa Conectar Europa.
El transporte busca una movilidad sostenible e inteligente
Uno de los principales objetivos de la inversión europea se centra en mejorar la movilidad de la ciudadanía de los países miembros, su seguridad, menor emisión de materias contaminantes al medioambiente, y mayor y mejor eficacia. Para ello se ha actualizado la Directiva ITS (Sistemas de Transporte Inteligentes), con una serie de cambios recogidos por la “Estrategia europea de movilidad sostenible e inteligente”, destinados a alcanzar los objetivos 2030 y 2050 de emisiones cero y movilidad automatizada e intermodal.
En este contexto, el ferrocarril sigue siendo el centro de las políticas para hacer que la movilidad en la UE sea más sostenible, y que sea más utilizado no sólo en el interior de los países, sino a través de conexiones transfronterizas y de larga distancia. Hay un claro objetivo con todas estas iniciativas, el de doblar el tráfico ferroviario en 2030 y llegar a triplicarlo en 2050, tanto por el uso de pasajeros, como por el transporte de mercancías.
También se hace hincapié en la nueva situación que presenta la movilidad urbana, que precisa un nuevo marco de actuación, ya que se considera que cerca del 70 por ciento de la población de la Unión Europea reside en núcleos urbanos, cantidad que se espera que aumente en los próximos años.
Y en este aspecto, desde Bruselas se han considerado nueve ámbitos de actuación: Reforzar el papel de las ciudades y sus áreas de influencia en la RTE-T; reforzar los planes de gestión de la movilidad; monitorizar el avance y progreso de los planes mediante indicadores de la movilidad urbana; aumentar el atractivo del transporte colectivo mediante la digitalización y la multimodalidad; desarrollar el potencial de la movilidad activa; logística urbana y reparto de última milla de nulas emisiones; digitalización, innovación y nuevos servicios de movilidad; ir hacia las ciudades climáticamente neutras; y, sensibilización y desarrollo de capacidade