El ferrocarril, protagonista de una nueva era sostenible segura e innovadora

La evolución mundial hacia una nueva economía verde hace necesaria una profunda transformación del modelo actual de movilidad. El ferrocarril está llamado ser el principal protagonista, ya que es el medio de transporte terrestre más eficiente.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) advierte de que el cambio climático supone uno de los grandes desafíos de la sociedad actual. El organismo recuerda que el tiempo para actuar es breve, ya que “disponemos hasta el año 2030 para paliar las numerosas consecuencias medioambientales que provienen en un 95% del impacto de las actividades generadas por factores humanos”.
De este alto porcentaje, sólo el transporte representa una tercera parte de la energía final y la cuarta parte de las emisiones totales de gases de efecto invernad invernadero, tal como señala la Agencia Europea de Medio Ambiente. Además de otras repercusiones como la generación de ruido, la ocupación de grandes espacios o la expansión urbana desordenada.

Los datos de los organismos internacionales ponen de relieve el papel que tiene el transporte en una economía de desarrollo sostenible. Por ello, insisten en la importancia que tiene apostar por aquellos modelos de movilidad que contribuyan a reducir al máximo la huella ambiental, incrementar la accesibilidad entre la sociedad y garantizar una mejor calidad de vida. El mundo avanza hacia este nuevo modelo de sociedad sostenible donde el reto medioambiental guiará todas las decisiones. En esta línea trabaja la Unión Europea, que propone una transición verde e integradora para ayudar al bienestar de las personas y velar por el futuro del planeta. Este rediseño se rige por conceptos como la equidad y la prosperidad basada en una economía moderna, competitiva y altamente eficiente en el uso de los recursos.

Uno de los aspectos de mayor peso de esta eco transformación se centra en la necesidad de hacer frente al cambio climático mediante una remodelación de esquema actual del transporte de viajeros y mercancías En este camino, el objetivo es reducir las emisiones al máximo para ser una economía climáticamente neutra, apostar por las nuevas tecnologías, la digitalización y las fuentes renovables.

La confianza de Europa en el ferrocarril como futuro de la movilidad se ha reafirmado estos días con el paquete de ayudas que la Comisión Europea ha presentado por valor de 750.000 millones de euros. Estos fondos irán a la reactivación de la industria con apoyo directo a aspectos como la sostenibilidad y la digitalización. La financiación se reafirma en la estrategia de transporte que se recoge en el Pacto Verde Europeo (Green Deal) con el fin de impulsar la movilidad sostenible entre todas las ciudades y regiones de los países miembros. Además, se reservarán 1.500 millones de euros adicionales para el instrumento “Connecting Europe”. Con esta iniciativa se impulsará la creación de infraestructuras de transporte de alto rendimiento para facilitar conexiones transfronterizas. Con esta partida se impulsa también el despliegue de redes 5G y el desarrollo de avances tecnológicos en áreas estratégicas como la ciberseguridad, la inteligencia artificial o la supercomputación, entre otras.

El corazón del cambio
El camino emprendido hacia una mejor movilidad continuará y habrá un claro protagonista, el ferrocarril. Este modo aúna numerosas ventajas como la combinación de la eficiencia energética, la seguridad a bordo, la comodidad, velocidad, frecuencias y su reducida emisión de gases de efecto invernadero. Sus múltiples beneficios y la capacidad de adaptación a las necesidades de los viajeros hacen que se haya convertido en el corazón del cambio hacia una economía verde.

Retos y medidas para el cambio

Para conseguir un sistema de transporte ferroviario más potente se debe avanzar en áreas como la intermodalidad y la integración, lo que implica que todos los modos estén presentes en un único sistema.
El cambio modal hacia la hegemonía del ferrocarril conlleva adoptar medidas estratégicas a escala europea. Cada estado miembro, además, deberá actuar y legislar para que los objetivos comunes sean una realidad.

En primer lugar, se debe trabajar en un mayor equilibrio de las conexiones regionales en toda Europa, que requiere reforzar el desarrollo de las líneas regionales secundarias y las infraestructuras en las zonas rurales. El aumento de este tipo de redes ayudará a reducir las desigualdades sociales y potenciará las economías locales.
Otros retos a los que hacer frente son los relativos a sistemas de tarificación más equilibrados, a la apuesta por la digitalización y la eficiencia, así como una política de precios y fiscalidad acorde al impacto medioambiental de cada modo.

Junto al papel de las instituciones, el sector tiene ante sí varios desafíos para incrementar la confianza que ya posee y mejorar en aspectos como la satisfacción del usuario, la comodidad en los trayectos, la accesibilidad o la interconexión con otros modos; además de avanzar aún más en áreas como la movilidad y el servicio.
En esta transformación todos los actores tienen un papel muy relevante, tanto la industria como los operadores públicos y privados. Una actuación coordinada y conjunta permitirá convertir al ferrocarril en una alternativa sostenible real y asequible. Para ello, también será determinante resolver aspectos como la financiación y el desarrollo legislativo, para avanzar en materias clave como la ciberseguridad, la digitalización o los servicios puerta a puerta.

Asimismo, el proceso de liberalización del transporte de pasajeros en marcha también es una oportunidad para el cambio y el impulso al desarrollo y el uso de las infraestructuras ferroviarias.