Energías renovables: Una fuente de abastecimiento al alza

Reducir el empleo de los combustibles fósiles en el transporte es prioritario. El tren, uno de los modos más eficientes, se hace más ecológico con un funcionamiento basado en las energías renovables, tanto en las operaciones comerciales como en el abastecimiento de instalaciones diversas, estaciones e intercambiadores.

La reducción de la huella de carbono en el transporte es un objetivo prioritario. De todos los modos, el ferroviario es el más respetuoso con el planeta y el que más aporta en materia de eficiencia. Este medio contribuye aún más a minimizar las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) con el uso de fuentes renovables para el abastecimiento energético de estaciones, centros logísticos e instalaciones varias, como para la operación tanto de líneas de pasajeros como de mercancías.

En los últimos años, se ha asistido a un gran avance en este campo con la progresiva implantación de sistemas de generación de energía renovable muy novedosos, que han permitido que los recursos naturales se hayan impuesto como una gran alternativa.

Energía solar
El aumento de la sostenibilidad medioambiental ha ido creciendo en el transporte ferroviario con la incorporación de elementos diversos como son los báculos y farolas autónomos alimentados por el sol para iluminar estaciones.
Además, los paneles fotovoltaicos para la generación de energía en túneles, tejados y otros puntos ya nutren con renovables el funcionamiento de muchos trenes. La apuesta por esta fuente limpia va más allá, con el claro ejemplo de algunas líneas electrificadas donde los trenes circulan abastecidos al 100% de energía procedente de plantas solares. Existen también otras alternativas como los distintos modelos de trenes híbridos, que se mueven con energía solar y combustibles fósiles.

Eólica
El viento también se une al futuro sostenible en el transporte. En España, por ejemplo, se han implantado sistemas muy novedosos, como los aerogeneradores de eje vertical en varias estaciones para alimentar las instalaciones con energía eólica.
En redes europeas y en metros de Sudamérica también hay varias aplicaciones que ya son una realidad. Muchas de estas flotas funcionan con energía eólica al 100%. La electricidad necesaria para las operaciones comerciales proviene de parques eólicos.

Gases renovables
Para alcanzar la “neutralidad en carbono” para el año 2050, el transporte debe apoyarse en todas las opciones renovables a su alcance. Es el caso de las aplicaciones comerciales del Gas Natural Licuado (GNL) como combustible alternativo para la tracción ferroviaria. En España, se lleva a cabo la primera prueba piloto de un tren de viajeros impulsado por GNL del mundo. Asimismo, hay en fase de ingeniería proyectos de desarrollo de prototipos-piloto para tracción de mercancías, que cuentan con fondos europeos.

Además del gas natural, en el sector ferroviario se avanza en el empleo de otros combustibles neutros en carbono como el biometano o el hidrógeno verde. Este último ya tiene su aplicación con la reciente puesta en marcha de los dos primeros trenes de hidrógeno del mundo que, además, emplean energías renovables para cargar sus pilas e incorporan baterías de iones de litio que almacenan el exceso de energía y la potencia liberada durante el proceso de frenado.

Recuperación de energía de frenado
Junto al empleo de las energías renovables, la industria ferroviaria propone soluciones para avanzar en un transporte más sostenible. Entre las innovaciones más destacadas se encuentra la tecnología para el aprovechamiento de la energía de frenado de los trenes mediante subestaciones eléctricas reversibles, que permiten devolverla a la red. En este camino hacia la transición energética existen desarrollos de I+D muy significativos. En España ya es posible la recuperación de la energía de frenado de los trenes para los coches eléctricos en las denominadas “ferrolineras”. Estos puntos de recarga se conectan a la red ferroviaria en instalaciones cercanas a la estaciones.