El futuro que ya está aquí

«Mejoras en el montaje de vehículos y equipos ferroviarios complejos”

LA VENTAJA COMPETITIVA NO SE BASARÁ EN LA PRODUCTIVIDAD Y EN LA REDUCCIÓN DE COSTES, SINO EN LA CAPACIDAD DE INNOVAR DE FORMA DIFERENCIAL.

Asumiendo que el mercado es una condición de contorno con la que hay que convivir y a la que todos los actores del sector están expuestos en igualdad de condiciones, es necesario concentrar nuestros esfuerzos en activar aquellas palancas sobre las que podemos actuar. Nos guste o no, sigue siendo necesario lograr costes competitivos, modelos industriales aún más flexibles que permitan la personalización extrema y superar retos tecnológicos como la incorporación de nuevos materiales, la implantación de procesos alternativos mucho más eficientes o la adaptación a nuevos modelos de relación con los clientes.

Cada sector deberá acometer estos retos de forma diferente, pero todos, independientemente de la tecnología de base, tienen un punto común en el que trabajar para tener éxito en este entramado de sofisticación, agilidad y precisión crecientes: migrar hacia una “industria del conocimiento”.

Hoy en día casi nadie duda de que nos enfrentamos a cambios que casi ni somos capaces de imaginar y que además van a transformar profundamente las organizaciones. Aparecerán nuevos agentes, posiblemente ubicados muy lejos, y otros desaparecerán o se reinventarán; la tecnología establecerá nuevos marcos de relación en las cadenas de suministro; las estructuras organizativas evolucionarán para adaptarse a todos estos cambios y ser rotundamente más ágiles tanto en el flujo de información como en la toma de decisiones; los procesos tendrán un contenido de mano de obra menos intensiva y por ello la ventaja competitiva no se basará en la productividad y en la reducción de costes, sino en la capacidad de innovar de forma diferencial, llevando las personalizaciones al extremo, buscando mediante éstas la diferenciación de nuestro producto y aprovechando todas las opciones que nos da la tecnología.

La primera reflexión es si, como directivos, realmente estamos preparados para soñar y visualizar la compañía de forma disruptiva, o por el contrario nos sentimos cómodos manteniendo nuestro “Business as Usual”.

Lo cierto es que, en el contexto de nuestra industria, una estrategia orientada hacia la manufactura avanzada tiene que cumplir con una serie de rasgos esenciales. Por un lado, debe asegurar canales que activen la creatividad en toda la organización, generando valor en torno a los activos intangibles de la empresa, y al mismo tiempo, asegurar una gestión dual que armonice los planes a corto con la estrategia a largo plazo.

Algunos elementos esenciales a tener en cuenta a la hora de diseñar el plan de transformación de nuestras empresas son las siguientes:

La inteligencia tendrá que estar distribuida. Aquí el objetivo medible es claramente garantizar un flujo de valor real y efectivo con innovaciones de alcance en producto y proceso. Un flujo protagonizado por muchas personas de todas las capas de la organización y no sólo “gurús”.

La concepción de las áreas de ingeniería en producto-proceso-calidad y mantenimiento funcionalmente más integradas y su modelo operativo de funcionamiento son críticos.

Las cadenas de suministro tendrán que ser mucho más ágiles. Y sobre todo mejor sincronizadas, y eso supone preparar primero nuestra organización para que esté lista para sincronizarse posteriormente con otras aguas arriba y aguas abajo. En esta apartado la ciberseguridad cada vez coge más peso.

Debemos ser inconformistas frente a las restricciones actuales de nuestros procesos. Para posibilitar la customización en masa, a futuro serán clave tanto la readaptabilidad y reconfigurabilidad de los procesos, como el trabajo en series unitarias. Hoy en día, muchas instalaciones aún trabajan necesariamente por lotes, por ello será necesario hacer una labor de re-concepción de las mismas, trabajando de forma muy cercana con fabricantes e integradores, y apoyándonos en la agilidad de desarrollo de las startups.

La implantación de flujo continuo en planta ya no es una opción sino una necesidad. Independientemente del tamaño del producto a montar, es necesario desarrollar procesos sincronizados, donde todo fluye en torno a una línea principal que arrastra al resto de procesos. Por todos es conocido que en fabricación, lo estático disimula todo lo malo. Solo de esta forma conseguiremos fiabilidad del plazo final, mejoras significativas en el proceso de industrialización del diseño, motivación de las personas, tanto de la línea principal de montaje como de las auxiliares, y también su trabajo en equipo.

Es necesario un plan estructurado para la incorporación de tecnologías emergentes, explorando las oportunidades de aplicación de algunas de las que ya hoy en día cogen fuerza:

  • La nanofabricación, que será pronto aplicable con seguridad a modo de “dopaje” in situ, o en el proveedor de materias primas.
  • La fabricación aditiva, cuya aplicación es más viable a corto plazo, y en muchos casos puede trascender del prototipo a la serie ultracorta o unitaria de determinados componentes.
  • La robótica antropomórfica, que puede facilitar el trabajo inteligente en equipo con las personas, principalmente en líneas de montaje.

Cuando hablamos de nuevas tecnologías o incluso de habilitadores tecnológicos, el mensaje clave es que no podemos esperar a incorporarlos cuando ya estén maduros. Para poder obtener el máximo beneficio de su aplicación, es necesario empezar a “jugar” con ellas, inicialmente en entorno laboratorio, para garantizar que cuando sea preciso tengamos el conocimiento requerido. Además, el simple hecho de experimentar nos ayudará a crear e innovar.

Y no podemos olvidar la digitalización. TICs inteligentes y proactivas de modelización y simulación en tiempo real del tipo de Promind® de Sisteplant. La influencia cruzada de variables de diseño y parámetros de proceso, de eventos, de problemas de calidad, de resultados de NDTs y de stacks combinados de tolerancias, les dan todo el sentido como herramientas críticas para facilitar una inteligencia tecnológica distribuida hasta los operarios. No debemos olvidar que la digitalización es un medio, y no un fin.

En suma, se trata de elaborar un plan de transformación integral que contemple todas las dimensiones. La metodología de transformación Tecnoiplant, desarrollada por Sisteplant, permite desarrollar un Road Map estratégico, con un horizonte entre 3-5 años, teniendo en cuenta tanto el plano físico como el lógico y/o digital.

Para terminar, me gustaría hacer una breve reflexión sobre algunos errores habituales en estos procesos de transformación:

  • Planteamientos simplistas que confunden la estrategia hacia la manufactura avanzada con la “smartización” o la digitalización sin más.
  • Planes de desarrollo basados exclusivamente en la compra de tecnología, esa a la que todos pueden acceder.
  • No contar con las personas, pocos tienen un plan que asegure el desarrollo de las capacidades que serán requeridas en este nuevo marco.
  • Resistencia ante estrategias colaborativas o aquellas que aportan mayor transparencia entre clientes y proveedores.
  • Falta de armonización entre los planes de mejora a corto (lo urgente) y la estrategia de fábrica futuro (lo importante).

La visión “popular” debe cambiar: lograr fábricas ágiles, flexibles, polivalentes, inteligentes, ecológicas y rentables no sólo es cuestión de inversión en tecnologías. Nunca tendremos fábricas 10 con un 5 raspado en nuestras exigencias de hoy y en nuestras aptitudes y actitudes. Soñemos con valentía.